En mi caso el coche está bien. Lo que no tengo es refrigerador. Esto ha supuesto una vuelta a la edad cavernícola en cuanto a ciertas prácticas.
Al llegar a casa, el otro dia, vi con horror como el agua estaba calentuja, parecía que la acabara de meter en el frigorífico. Mis peores temores empezaron a agolparse en mi cabeza, "El frigorífico está roto", pensé, y efectivamente, cuando metí la mano en el congelador y pude comprobar como los helados parecían souffles, me dí cuenta que algo iba a cambiar.
¿La solución?, servicio técnico, pero este, hasta esta tarde no podrá pasarse, tres dias despues. Mientras tanto he tenido que recurrir a las técnicas de conservación de la comida más elementales, a saber:
Lo peor son las tres barras de helado que han ido a la basura junto con algo de pescado, yogures, y cosas de esas.
En fin, c'asco de vida...
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